Soy hija, la mayor de 3 hermanas, mamá de 2 princesas maravillosas que han sido y siguen siendo mis grandes maestras. Soy emprendedora, valiente, fuerte, sociable, creativa, perceptiva, soñadora y con una fuerte inquietud social. Y también soy frágil, hipersensible, me gusta la soledad, la calma, el que me cuiden y no hacer nada.

 

Soy una mujer que tuvo una infancia feliz, rodeada de primos en el campo, de amigos del barrio, vida de camping. Ahí comprendí la importancia de los vínculos, lo simple y comenzó mi amor profundo por la naturaleza. Esa infancia y adolescencia  a su vez tuvo marcas, depresiones mías y de familiares, la separación de mis padres y otros acontecimientos.

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Ya de adulta recién casada y trabajando en retail, a los pocos meses me quedé embarazada, entré en un estrés profundo, comenzaron a surgir todos mis miedos. ¿Cómo iba a ser como madre? 

Además sentía que si bien era valorada en mi trabajo y me entretenía, estaba perdida, me sentía insatisfecha. Quería emprender pero no sabía en qué. Me hacía preguntas constantemente ¿Cuál es mi propósito? ¿Qué es lo que me apasiona? Así conocí y me inicié en REIKI.

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Me certifiqué como Coach Ontológico integral y entre en una etapa profunda de autoconocimiento, de descubrir quién estaba siendo, quién quería ser y que debía transformar para llegar a ser la mujer que quería ser y luego vino una de las etapas más difíciles, mi hija mayor, comenzó con una alergia en todo su cuerpo, que sangraba todas las noches, no dormíamos y su sufrimiento y dolor me dolía hasta el alma.

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Fue así como buscando soluciones llegue a estudiar FENG SHUI. Entendí que todo estaba conectado, que debemos estar en sincronía con la naturaleza y que nuestra casa es nuestro propio reflejo. 

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Pasaron muchas cosas, mi camino laboral había cambiado, yo estaba dirigiendo una fundación de emprendedores, con una crisis matrimonial profunda y mi cuerpo de nuevo me hablo. SIMPLEMENTE ASÍ NO DABA MÁS. En tan solo 2 meses, renuncié a mi trabajo, me separé y me tuve que cambiar de casa ¿Qué pasó? ME DERRUMBÉ.

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Tuve una especie de muerte en vida. Hace ya casi 3 años dejé morir a la vale que había construido durante 35 años, los pensamientos, pilares bajo los que me había construido se derrumbaron y ahí fue cuando comprendí que no estaba sola. El dolor profundo me llevo a la luz, solté las barreras, me dejé caer y como lo vi en un sueño al caer al precipicio, aparece un puente colgante que me llevo por otro camino. Al dejar de moverme desde el miedo y comenzar a vivir desde el amor.

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Entendí que somos uno, estamos conectados, así que si queremos mejorar la humanidad tenemos que mejorarnos a nosotros. Partí por mí, esa fue la forma de encontrar la paz para mí y fortalecer aún más los vínculos.

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Volví a mi infancia, A LAS RAÍCES y comprendí que muchas creencias y dolores venían desde mis ancestros, los sentí presentes, tuve que perdonar, perdonarme, volví a JUGAR y entendí que todos somos luz. La luz está dentro pero tenemos que ir sacando el polvo, la telaraña. Si uno no tiene confianza en uno mismo, en lo otro y en los otros no puede vivir desde la gratitud y el amor, así que recuerda que nadie puede hacerte sombra, salvo tus propias dudas.

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Emprendí, me lance por este nuevo camino distinto, lúdico, espiritual, aprendiendo nuevas metodologías e integrando todo lo aprendido y vivido.

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TODO TENIA SENTIDO. Tenemos todo lo que necesitamos solo que no somos capaces de verlo y CREER es contemplar la posibilidad y la existencia de lo que aún no ves, está ahí.

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Si te resuena mi historia, feliz de acompañarte en este camino de liberación de nuestras creencias que nos están limitando y así liderar nuestras vidas con mayor bienestar y abundancia ya sea en tu vida como en tu trabajo.

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Mucho amor y bienestar para tí.

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